
Larga vida a las abejas de Bee-ly
De "Ladrido: Una polémica & El arte / El velo", de David Meltzer, el prólogo por Eric Schierloh.
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PRÓLOGO
When I was a Poet
I was an Acrobat
a Tightrope Walker
keeping balance
in my slippers
on a wire above
Inferno
Vertigo
D.M., “When I Was a Poet”
David Meltzer nació el
17 de febrero de 1937 en Rochester, New York, hijo de músicos: chelista el
padre, harpista la madre. Cuando David todavía era niño la familia se mudó a
Brooklyn, y en 1954, tras el divorcio, se fue a vivir a Los Angeles con su
padre. En 1957, un año después de la publica-ción de Howl and Other Poems de Allen Ginsberg y el mismo año de
publicación de On the Road de Jack
Kerouac, se mudó definitivamente a San Francisco, donde se unió al grupo de
poetas en torno a Jack Spicer y Robert Duncan, quienes en cierta forma guiados
por Kenneth Rexroth y Madeline Gleason estaban gestando cambios radicales en la
literatura, las artes visuales, la filosofía, el interés por las culturas
orientales (el zen, las poesías japonesa y china) y la política, cambios que
luego conformarían el espíritu de lo que se conoce como el Re-nacimiento de San
Francisco, algo así como el ala oeste de la Generación Beat. En el calor de este movimiento,
en 1958, in-cluso antes de publicar su primer libro de poemas, Meltzer (que toca
la guitarra, la mandolina, la armónica y también el piano) registró un disco que
recién se publicaría en 2006 bajo el sello Sierra Records: David Meltzer: Poet with Jazz 1958. Meltzer se ha referido
a aquellos años beat de poesía, jazz y va-gabundeo como “un bar mitzvah de
desesperanza en la cafete-ría Waldorf, anhelando la oportunidad de hacer
explotar New York”. Durante toda la década del ’60 Meltzer tocó con su ban-da
Serpent Power, y de hecho, al igual que Ginsberg[1] y
Kero-uac, estuvo entre los primeros en trabajar su poesía en contac-to estrecho
con la música, tanto el jazz como el folk y el rock.
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David Meltzer
"Ladrido: Una polémica & El arte / El velo"
Barba de Abejas, 2012
|
David Meltzer es un autor de obra vasta. Entre otros ha es-crito los libros de poemas The Clown (Semina, 1960), The Process (Oyez, 1965), The Dark Continent (1967), Round the Poem Box (1969), Yesod (Trigram, 1969), Greenspeech (1970), Luna (Black Sparrow, 1970), Hero/Lil (Black Sparrow, 1973), Arrows: Selected Poetry, 1957-1992 (Black Sparrow Press, 1994), No Eyes: Lester Young (Black Sparrow, 2000; li-bro en el que le rinde homenaje al gran saxofonista y clarine-tista de jazz), David’s Copy: The Selected Poems of David Melt-zer (Penguin Group Press, 2005) y When I Was a Poet (City Lights, 2011). También ha escrito ficción: The Agency Trilogy (Brandon House, 1968; Richard Kasak, 1994), Orf (Brandon House, 1969; Masquerade Books, 1995) y Under (Rhinoceros Books, 1997); los libros de ensayos Two-Way Mirror: A Poetry Notebook (Oyez, 1977) y Beat Thing[2] (
Su
obra permanecía inédita en español, incluso en antolo-gías dedicadas a la poesía
de la Generación Beat.
El
presente volumen recoge los libros Bark:
a Polemic (Capra Press, 1973) & The
Art / The Veil (Membrane Press/Light and Dust Books, 1981)[3]. El primero de ellos está compuesto por poemas y textos en
prosa y, ya desde el título, tal vez se deje le-er como una especie de aullido aunque sin pretensiones épico-generacionales
y en algo así como una clave humorístico-perru-na, ambientada en la costa
oeste, en Bolinas, o Dogtown, la ciudad
de los perros, una comunidad bastante inaccesible en la llamada Bay Area de
San Francisco conformada por bohemios habitantes algo afectos a la reclusión, hogar
del poeta y, en su tiempo, de otros beats como Richard Brautigan, Robert Cree-ley,
Joanne Kyger y Philip Whalen. Los “ladridos” que articu-lan una visible dialéctica
del amo y el esclavo los profieren pe-rros (¡¿siempre
perros?!), perros felices, perros abandonados, perros sarnosos y perros de
jardín privado (squares?), a veces inadaptados
o outsiders (beats, hipsters?), armados con pregun-tas sinceras
y en ocasiones filosóficamente imprudentes sobre el mundo de basura y sordidez que
ven a través de sus viejos ojos cansados o inocentes, después de haber sido
lobos de la naturaleza y de sí mismos para ser perros del hombre, mien-tras son
carcomidos por la sarna, las garrapatas, la hediondez de vagabundo, las pulgas
o la simple rasquiña de perro; las res-puestas, cuando aparecen, son casi folk-trash, como salidas de una galleta
de la suerte en descomposición, sin un oráculo: «That’s
life, dumb fucker, that’s the old ballgame». Es posible, por otra parte, que no esté del todo ausente la
mirada crítica sobre la Guerra
de Vietnam (1964-1975), y entonces tal vez también la del perro como sujeto
sociológico:
Perro es Judío
Perro es Negro
Perro es Blues
Perro es Pobre
Perro eres Tú
Perro
es listo o idiota o un poco de ambos…
Bark: a Polemic es, por último, la relación del origen legen-dario de
esa ciudad canina por naturaleza, historia y nomencla-tura, a la que se accede
tan sólo por un camino bastante in-transitable que sus habitantes intentan
mantener secreto y le-jos de los curiosos destruyendo las señales viales que la
ligan a la carretera principal y a los forasteros indeseados.
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Dibujo coloreado a mano a
partir de un grabado de David Meltzer
|
Sobre
The Art / The Veil el propio autor ha
dicho: «Estas
dos obras tratan sobre la paradoja del confinamiento, los de EL VELO son poemas
que se imprimieron a sí mismos (que in-sistieron ellos mismos) durante el
tiempo en que enseñé escri-tura en una prisión estatal. Los reclusos utilizan
las palabras “afuera”
y “adentro” en un sentido que, después
de mucha reflexión, me di cuenta que los hacía intercambiables y nada
diferentes a nociones similares utilizadas por el poeta para describir su
propio trabajo y su ser. EL ARTE es sobre ese trabajo. Cómo el adentro se ocupa
de su salida y el afuera de su entrada» (“Nota del autor”). En la primera
parte, “El ve-lo”, se concentran los poemas presidiarios y aquellos sobre los aprietos
y trampas (algo cinematográficos) de la vida ordinaria: las áureas posibilidades
que promete un robo a mano armada, el asesinato doméstico, la eterna revolución
inconclusa siendo televisada y monitoreada, la escritura co-mo encierro, la
sombra luminosa de las drogas, &c. Ese velo acaso pueda entenderse entonces
como lo que nos separa de lo que no es y que por lo tanto nos empuja o tiende
un puente para actuar, acción u omisión, coraje o temor; aque-llo que está «entre lo que llamamos corazón/ y el mal real». Otra
dialéctica.
Los poemas de “El arte” escenifican la rutina del artifi-cio,
de la escritura, de la (alucinada) creación poética, del trance de las
palabras, y de alguna forma ofrecen un adentro alternativo al afuera del
encierro. Si el valor de Bark se jue-ga
en ese humor rancio y animal, típicamente beat, el de El arte / El velo tal vez resida en el filo de un juego dialógico
entre el adentro y el afuera, entre lo dicho y lo no dicho, en-tre el poema (aunque
Meltzer califique el estilo del libro co-mo «de orador callejero, no poesía») y su anverso: la muerte.
Lawrence Ferlinghetti,
el último de los mohicanos de la Gene-ración Beat , dijo en ocasión de la
publicación de When I Was a Poet
(2011), volumen 60 de la prestigiosa colección The Poc-ket Poets de la
editorial y librería City Lights Book que él diri-ge y que es algo así como el hogar
de la memoria de los Beats en la costa oeste: «Con
este libro fundamental, David Meltzer toma su lugar entre los grandes poetas de
su generación».
Espero que Ladrido: una polémica & El arte / El
velo pueda servir a un propósito semejante y permitirnos comenzar a dar-le
a la obra de Meltzer un lugar entre los muchos poetas de la Generación Beat
que aún nos resta conocer para, de alguna forma, sumar piezas al complejo
rompecabezas que fue la últi-ma vanguardia literaria que dio la literatura del
siglo XX.
Eric Schierloh,
invierno de 2012.
[1] Meltzer
también comparte con Ginsberg el interés por el misticismo judío.
[2] El libro es una suerte de collage en prosa y verso, y
está considerado como su obra épica sobre la Generación Beat. Jack Hirschman
(poeta y acti-vista estadounidense) dijo que era «el
trabajo lírico-político más importante de Meltzer (…), escrito por un poeta
que, en términos de la invención rítmi-ca y verbal y del trabajo con las
figuras de la cultura popular, no tiene rival» (en wikipedia.org/wiki/David_Meltzer).
[3] Ambos están
disponibles en la web del autor: meltzerville.com/links.htm
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